En el sincretismo yoruba, Santa Ana se sincretiza principalmente con Naná Burukú (o Nanán Baruqué), una deidad antigua, madre primordial, asociada a la creación, la llovizna, el barro y los misterios de la vida y la muerte, lo que conecta con la figura de la madre de la Virgen María. Este proceso de fusión religiosa, iniciado por los esclavos africanos, unió las características de la santa católica con esta orisha fundamental para mantener sus creencias bajo la fachada del catolicismo.