En el sincretismo yoruba, Santa Teresa de Jesús (de Ávila) se asocia principalmente con el orisha Oyá (o Yansá), la deidad de los vientos, las tormentas y la centella, debido a atributos compartidos como su asociación con el fuego, la fuerza y el poder, aunque a veces también se la vincula con Santa Teresa del Niño Jesús, siendo una estrategia para ocultar la religión africana bajo figuras católicas durante la colonización.